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Fecha de grabación:10/04/2012
Maritza Lopez
Categoría:Sesión Solemne
Número de Cassette:2
Año Legislativo:XXVIII LEGISLATURA
Sesión:CUARTA
Aprovecho este día de San Francisco de Asís para felicitar A todos los que llevan como nombre Francisca y Francisco.

En nuestra historia traicionaron y vendieron la soberanía nacional, conservadores antes del general Zeledón y liberales después de él y antes del general Augusto C. Sandino, quien forjara sus principios revolucionarios, nacionalistas y antiimperialistas al presenciar la barbarie con la cual fue tratado el general Zeledón.

Haciendo honor a su gesta heroica dieciocho años después, el general Augusto C. Sandino a través de sus escritos nos expresa: Mucho se ha escrito con relación al origen de la intervención norteamericana en mi patria, pero cuando más se escribe, más se hace necesario mencionar muchas historias, como la del 4 de octubre de 1912, en que se inicia a bosquejar en los círculos políticos de Nicaragua el proyecto para la celebración del escandaloso Tratado Chamorro–Bryan. Los rumores acerca de este proyecto produjeron en aquel pueblo fuertes conmociones de inconformidad y se desarrolló una sangrienta revolución contra el ya vende-patria Adolfo Díaz, instrumento reconocido de la piratería yanqui, que era también en aquel entonces, Presidente de Nicaragua.

Lo antes expresado por el general Sandino ha sido rescatado por nuestro gobierno como estandarte de los principios revolucionarios que debemos seguir por mantener la libertad y bienestar de nuestros hermanos nicaragüenses.

El testamento patriótico del general Benjamín Zeledón nos dice: En la hora del peligro más que vuestro jefe soy vuestro compañero, soy vuestro hermano, os recomiendo encarecidamente, el respeto a la vida, a la propiedad y en especial a los ancianos a las mujeres, a los niños y extranjeros, merced a vuestro valor indomable y legendario, el tiempo definitivo será nuestro, después del triunfo no habrá más que nicaragüenses”. Zeledón, el hijo de la serranía.

Benjamín Francisco Zeledón Rodríguez, nació en La Concordia, Departamento de Jinotega, bañada por el viento serrano de La Isabelia, que son estribaciones que hacen aparte sus riquezas, escenario de encanto inigualable. Zeledón como un presentimiento vino al mundo, cien años justo antes que triunfara la Revolución Popular Sandinista, un 4 de octubre de 1879, hijo de Marcelino y de María Salomé, llevaría el nombre de Benjamín por ser el último y Francisco por nacer el día de dicho Santo católico.

Estudió la primaria en la escuela del maestro Inocencio Aráuz, en La Concordia, Jinotega, inició su secundaria en la ciudad de Jinotega en 1895, a sus 16 años lo enviaron a Tegucigalpa, Honduras a cursar la secundaria al Colegio Espíritu del Siglo, dirigido por el doctor y general Rafael Dávila. En 1899 obtuvo su bachillerato y ese mismo año inició sus estudios de abogado. En 1900 retornó a Nicaragua a seguir sus estudios de leyes en la Universidad de León, hasta graduarse, para su sustento tuvo que impartir clases en una escuela pública y a domicilio en Managua.

En 1905, siendo ya Doctor en Derecho contrajo matrimonio con Esther Ramírez Jerez, hija del médico Jerónimo, Ramírez Ramírez y de Esther Jerez Manning. La pareja Zeledón Ramírez procreó cuatro hijos Benjamín, Victoria, Marco Aurelio y Olga María. Siempre fue de inteligencia deslumbrante.

Como funcionario de Estado, fue magistrado de la Corte Centroamericana de Justicia, como representante de Nicaragua, durante el gobierno del doctor y general José Santos Zelaya y Ministro de la Guerra durante la Presidencia del doctor José Madriz. Durante la revolución libero-conservadora de 1912 actuó como Jefe Supremo del Gobierno, entre el 23 de septiembre al 24 de octubre de 1912, cuando asumió el Mando Supremo del Ejército revolucionario, libero-conservador luego de la rendición y exilio del general.

En 1907, bajo la administración liberal del doctor y general José Santos Zelaya participó en la guerra que enfrentó a Nicaragua con Honduras y El Salvador, se distingue en la decisiva Batalla de Namasigüé recibiendo en el campo de batalla el grado de Coronel.

Entre 1909 y 1910 siendo presidente el doctor José Madriz Rodríguez, ocupó diferentes cargos públicos entre ellos el de Alcalde de Managua. Tras el derrocamiento del gobierno de Madriz, rechazando la intervención estadounidense en Nicaragua, partió hacia el exilio regresando en 1912, se adhirió a la sublevación del general Luis Mena.

El 4 de octubre de 1912 se agudiza la intervención norteamericana, en que se principió a bosquejar en los círculos políticos de Nicaragua el proyecto para la celebración del escandaloso Tratado Chamorro-Bryan, los rumores acerca de este proyecto produjeron en aquel pueblo fuertes conmociones de inconformidad.

Los líderes de la revolución eran Mena, Zeledón y Marcelo Castañeda, esta guerra civil fue corta pero cruenta y tras algunos éxitos iniciales que le permitieron la toma de las ciudades de Granada y León, así como sitiar Managua, las tropas revolucionarias tuvieron que replegarse y se fortificaron en la ciudad de Masaya y en los cercanos cerros de El Coyotepe y La Barranca.

El 2 de octubre de 1912, el Coronel Joseph H. Pendleton conminó a Zeledón para que se rindiera. Ese mismo día respondió Zeledón:

"Yo haré con nuestras fuerzas la resistencia que exige el caso y la dignidad de Nicaragua. Sobre usted recaerá la tremenda responsabilidad que la historia les otorgue y el reproche de haber usado sus armas contra el débil que lucha por defender el sagrado derecho de la Patria de sus mayores..."

El día 3 de octubre, el general Zeledón en la que sería su carta testamento, dirigida a su adorada Esthercita y a sus cuatro hijos, denuncia a los causantes de su muerte:

El destino parece haber pactado con Chamorro y demás traidores para arrastrarme a un seguro y cruel fin con los valientes que me quedan… Yo y los patriotas que me siguen, no entendemos de pactos, ni de rendiciones puesto que defendemos la dignidad y la soberanía de Nicaragua. Somos la República y su libertad, que hasta el último momento de nuestras vidas mantendremos.

El general Benjamín Zeledón, muere abatido a sus 33 años de edad un 4 de octubre, cerca de un caserío llamado "Hojachigüe" entre Masatepe y Niquinohomo; su cadáver fue puesto sobre una carreta halada por una yunta de bueyes que atravesó Niquinohomo por su Calle Real con rumbo a Catarina, donde yacen sus restos mortales, quien con un puñado de valientes patriotas lanzó al mundo al rugir del cañón y bajo la lluvia de metrallas su enérgica protesta por la intromisión del gobierno yanqui en nuestro asuntos internos.

Benjamín Zeledón, héroe nacional, gran patriota, soldado valiente, su heroico sacrificio en aras de nuestra soberanía nacional no será olvidado. Y su recuerdo vive latente en el corazón de todo buen hijo de Nicaragua. A través de la restitución y reivindicación de los derecho te decimos: ¡Seguimos luchando por la patria, por la revolución, por la unidad, de la nación y por la paz!

Muchas gracias.

LICENCIADO EDUARDO LÓPEZ MEZA, MAESTRO DE CEREMONIA:

Hemos escuchado las palabras de la diputada Evelyn Patricia Aburto Torres, quien hablaba en representación de la Bancada Sandinista en esta Sesión Solemne de la Asamblea Nacional, en Conmemoración del Centenario de la muerte del Héroe Nacional, General Benjamín Zeledón.

Y como nos cobija el Manto Santísimo y el techo de su parroquia tendremos la presencia del coro parroquial, quien nos trae unos hermosos cantos a Nuestra Señora de la Asunción.

Cantos a Nuestra Señora de la Asunción.

Eran unos hermosos cantos entonados con devoción, amor y respeto a Nuestra Señora de la Asunción, a cargo del coro parroquial, en esta Sesión Solemne en Conmemoración al Centenario de la muerte del Héroe Nacional, General Benjamín Zeledón.

A continuación tendremos las palabras del doctor Wilfredo Navarro Moreira, Tercer Vicepresidente de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional.

TERCER VICEPRESIDENTE WILFREDO NAVARRO MOREIRA:

Muy buenos días, Presidente de la Asamblea Nacional, René Núñez Téllez, Junta Directiva; colegas parlamentarios, Vicepresidente de la República Omar Hallesleven; ex Vicepresidente de la República, don Jaime Morales Carazo; Jefe del Ejército Julio César Avilés; mayor general Oscar Balladares; general de brigada Adolfo Zepeda y demás miembros prominentes del Ejército de Nicaragua que hoy nos acompañan; funcionarios de gobierno; diplomáticos, gobierno municipal, su alcalde, Félix Trejos y concejales.

Mi especial saludo a la familia del general Benjamín Zeledón, en especial a su nieto Sergio, mi compañero de aulas de clases universitarias y resto de familia, al presbítero Bismark Conde, que gentilmente nos ha facilitado las condiciones para celebrar esta Sesión Solemne en esta Basílica menor, no es parroquia, es Basílica menor.

A los miembros de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua, los historiadores, Roberto Sánchez, Julio Valle Castillo, Aldo Díaz Lacayo y resto de miembros de la Academia que están con nosotros, a los periodistas y a los invitados especiales.

Hoy hace cien años y a esta hora todavía caían sobre Masaya las bombas y la metralla de los norteamericanos y de los conservadores que tenían sitiada Masaya desde casi un mes, como a las diez de la mañana que fue tomado El Coyotepe por las fuerzas norteamericanas, se arrió la bandera de Nicaragua y se izó la bandera de los Estados Unidos en El Coyotepe.

Pero hoy la Asamblea Nacional, reivindicando un hecho histórico por medio de su Junta Directiva, a cien años de ese acto contra la soberanía nacional, hemos izado una gigantesca Bandera de Nicaragua en El Coyotepe, demostrando que seguimos siendo hijos de Zeledón y que estamos comprometidos con su lucha anti-intervencionista.

Este 4 de octubre se cumplen cien años de la muerte del general Benjamín Francisco Zeledón Rodríguez, este es una fecha en que para Zeledón se juntan el alfa y el omega, el principio y el fin físico en la vida de este héroe nacional, que nació y murió un 4 de octubre. Su muerte y su heroísmo fueron la semilla nacionalista que germinó en otro héroe nacional, el general Augusto César Sandino, el que con un interés auténticamente nicaragüense, también luchó por forjar para Nicaragua, un destino en libertad, democracia con una clara visión antiimperialista.

Aquí estamos hoy en este lugar, donde hace más de cien años Zeledón en el baptisterio y en las afueras de esta Basílica se reunía con su Estado Mayor y hace cien años también durante el sitio de Masaya, detrás de este Altar Mayor, Zeledón reposaba en las noches porque los ataques eran inmisericordes. Es necesario que la juventud y las generaciones venideras, conozcan la gesta patriótica y el heroísmo de un hombre y de un puñado de valientes que lo acompañaban, los que reprodujeron en Nicaragua el legendario accionar del héroe espartano Leónidas, que con trescientos soldados dieron un ejemplo de amor y de sacrificio por su patria en el desfiladero de las Termópilas ante la invasión extranjera.

No voy a expresar datos o pinceladas sobre la biografía de Zeledón, porque ya los que me antecedieron los han presentado; pero hay algunos detalles que debemos destacar, que Zeledón como profesional del Derecho tuvo varios cargos públicos, fue Oficial Mayor de la Corte Suprema de Justicia, fue juez de Distrito de lo Civil en Managua, juez de Distrito en Rivas, juez de Distrito de Minas, en la Comarca del Cabo, en el Departamento de Zelaya, en los años de 1904 a 1906, cargos que desempeño con honestidad reconocida, por su autoridad fue electo Juez de la Corte de Justicia Centroamericana. Y en 1911, este es un detalle que muchos no conocen, el general y doctor Benjamín Zeledón se incorporó como abogado y notario en Costa Rica, donde obtuvo connotado prestigio jurídico.

También en 1907, cuando se desempeñaba como Síndico municipal de Managua y por iniciativa suya, el municipio dispuso una recepción y festejo en homenaje a Rubén Darío, en ocasión de su visita a Nicaragua.

Zeledón inicia sus primeros pasos en la guerra, cuando se da la “Revolución del Lago” contra el general José Santos Zelaya promovida por Emiliano Chamorro. Es nombrado Coronel del Ejército nicaragüense en la guerra contra Honduras y El Salvador, por su destacada actuación durante la Batalla de Namasigüe en 1907, donde el Ejército Nacional de Nicaragua se cubrió de gloria derrotando al Ejército conjunto de Honduras y El Salvador; después fue Ministro plenipotenciario y extraordinario en Guatemala.

En la administración del doctor Madriz a la caída del general José Santos Zelaya, ocupa la cartera de Ministro de la Guerra; después de la Batalla de Tisma, el 22 de febrero de 1910 es ascendido al grado de General por el presidente Madriz. Y en esa Batalla de Tisma hay una anécdota interesante, en esa batalla Zeledón derrota al caudillo conservador Emiliano Chamorro, quien tuvo que vestirse de mujer para escapar, pero es capturado lo llevan donde Zeledón y éste dice que no lo fusila, porque él no fusila mujeres, este es un agravio que Chamorro nunca le perdonó y que repercutió cuando más adelante en 1912 Zeledón es capturado y Chamorro ordena su muerte desde un mes antes de que sea capturado Zeledón.

Cuando el doctor Madriz es presionado por el Gobierno norteamericano y deja la presidencia de Nicaragua, al asumir la Presidencia provisional el general Juan José Estrada, a Zeledón lo expulsan de Nicaragua mediante un Decreto firmado el 16 de noviembre de 1910 y es enviado al exilio en compañía de otros ilustres nicaragüenses, como José Dolores Gámez, Manuel Maldonado, Santiago Argüello y Leonardo Argüello, quienes juntos en el exilio en México fundan un periódico de oposición al gobierno conservador.

En 1912, retorna el 29 de julio para participar en lo que se llamó el “Ejército Aliado”, que era una unión de soldados del ejército conservador y liberal en lo que se mal llamó la “Guerra de Mena” del que fue nombrado Zeledón comandante en jefe de ese ejército.

Una vez conformado ese ejército, y también hay que detallar aquí, datos históricos porque muy poco se sabe, sólo se habla de la Batalla de Masaya, de El Coyotepe, de La Barranca, pero la batalla se extendió por todo el país, la guerra estuvo por todo el país, en León, en Chinandega, en Rivas, en Managua, y precisamente el primero de agosto de 1912, sale Zeledón y vuelve a derrotar a los conservadores, pero esta vez está bajo el mando de Emiliano Chamorro y lo derrota nuevamente en Tisma, procede a ocupar Tipitapa donde establecen su cuartel general y después el 10 de agosto se dirige hacia Managua.

El ataque de Managua inicia el 12 de agosto y se combate el 12, 13 y el 14, pero por la noche el general Zeledón tiene que replegarse, (el primer repliegue) tiene que replegarse Zeledón y fortalecerse en Masaya ante una lucha desigual, pues los norteamericanos que habían participado en la guerra como asesores, por primera vez toman acción directa en Managua para derrotar a Zeledón.

Zeledón se refugia en Masaya, se fortifica, establece su cuartel general aquí en Masaya y plantea una batalla heroica con no más de quinientos hombres, ya lo han dicho aquí, más de mil quinientos marines norteamericanos lo atacan y más de dos mil soldados conservadores. La historia ya la sabemos, el desenlace fatal se da el 4 de octubre, cuando es tomada la ciudad por los yanquis y los conservadores, y muere Zeledón en la Comarca del Arroyo que es jurisdicción de Diría, cuando iba buscando cómo unirse con las tropas liberales de Jinotepe, sin saber que ya Jinotepe también había caído en manos de los norteamericanos y de los conservadores.

Yo quiero señalar aquí, que Benjamín Zeledón no es porque haya sido un general liberal, sino por su gesta patriótica y anti- inversionista por su valor y por su arrojo que ha trascendido al color político partidario y ahora es un símbolo de la lucha nacionalista y antiimperialista de nuestro país. Zeledón cuando forma el “Ejército Aliado”, le pone una divisa, dos cintas, una roja y la otra verde de igual anchura y longitud unidas por los extremos, que significaban según Zeledón, la unión de los nicaragüenses de buena fe ante el peligro común.

A Zeledón, si habemos de destacarlo es por su nacionalismo y por su heroísmo y por sobre todas las cosas, por su lucha anti-intervencionista. A Zeledón le ofrecieron la rendición y no la aceptó, murió disparando hasta el último cartucho a la edad de 33 años, una edad simbólica, el mismo día de su nacimiento.

Pedro Rafael Gutiérrez, un periodista historiador, escribió sobre Zeledón: “El general Zeledón nos es un mártir de última hora, sino un héroe de tiempo completo”. Y es que Zeledón siempre mantuvo durante toda su vida, una postura bien definida en cuanto a su visión de patriota en la defensa de la soberanía y la nacionalidad. Zeledón relativamente tuvo una vida muy corta, 33 años, pero cumplió con la dimensión que se les asigna a los héroes que mueren jóvenes.

Zeledón es el hombre que tomó en su corazón la bandera de Nicaragua, la puso en alto y no se rindió, sino hasta su muerte. Sucumbió a una edad en que muchos nicaragüenses aún no han comenzado a amar a Nicaragua, porque no han sentido el calor del patriotismo ni han aprendido los principios de justicia, libertad y democracia.

Aunque algunos traten de minimizar la gesta heroica de Zeledón, sólo me basta decirles que en el Centro Histórico del Cuerpo de Marina de Estados Unidos en Washington, conservan como trofeos de guerra documentos, armas del ejército de Zeledón, considerando hasta ahora una proeza la toma de sus posiciones en Masaya en El Coyotepe y en La Barranca.

El coronel Smedley Buttler, de ingrata recordación para los nicaragüenses, oficial norteamericano, quien tuvo a su cargo a las fuerzas que combatieron contra Zeledón y fue el encargado de la toma de El Coyotepe, fue uno de los militares más condecorados en la historia del Ejército de Estados Unidos, este hecho lo destaco para que miren la categoría de las fuerzas contra las que se enfrentó Zeledón, uno de los soldados más condecorados en el Ejército norteamericano, pero este norteamericano después de retirarse del Cuerpo de Marines en 1935, y hay un detalle interesante, este mismo Buttler, viene en el 12 a combatir a Zeledón, pero también viene en el 35 a combatir a Sandino, estuvo dos veces en Nicaragua, pues este hombre cuando se retira del Ejército, se arrepiente de sus acciones y denuncia el uso de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos para el beneficio de Wall Street, afirmando en su libro “La Guerra es un Latrocinio” lo siguiente: He servido durante treinta años…..





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