I. Introducción
“Provenga de barrueco o de barroco, signifique perla asimétrica o figura compleja del silogismo, el término barroco designa, en principio”, para cultos y profanos, “lo extravagante y descabellado”; pero con este término se calificó asimismo a las artes plásticas y arquitectónicas producidas en Europa en general y en España y sus colonias durante los siglos XVII y XVIII; es la apología de la sensualidad como liquidación del gótico medieval y de la monumentalidad y elegancia austera del Renacimiento. Arte desquiciado, de crisis, hiperbólico, germinante y devorador, que mezcla con todas las impurezas posibles, el arte renacentista con las artes moras e indígenas, generando el churrigueresco, el riberesco, el plateresco y subsistiendo en el rococó.
Posteriormente, se ha ampliado para calificar la compleja composición de la sociedad que definió étnicamente a América. Al mismo tiempo empezaron a llamar barroca a la época y la cultura del entonces Nuevo Mundo y ahora se habla hasta de una naturaleza barroca, más allá de un estilo.
Si en España el barroco fue el arte de la Contrarreforma jefeada por San Ignacio de Loyola, en América fue el arte de la cristianización, parte de esa misma Contrarreforma, llevada a cabo por franciscanos, mercedarios, jerónimos, dominicos y naturalmente por los jesuitas. Si en España fue el arte de la crisis provocada por la certeza de su decadencia, en América fue la expresión del Orbe Novo; la pujanza, la exhuberancia de la misma naturaleza y culturas americanas parecían barrocas. Si en España fue la época de las evasiones y sublimaciones (Santa Teresa y San Juan de la Cruz), las ironías y el cinismo, las denuncias y las burlas (Quevedo), en América es la época dorada del oro y de la plata; surgían Sor Juana Inés de la Cruz y Carlos de Sigüenza y Góngora para dar pie al pensamiento racional e iniciar la declinación del escolasticismo. Si en España este tiempo tuvo el tono del contraste, culteranismo (Góngora) y conceptismo, luz y sombra, tenebrismo, claroscuro (El Greco, Velásquez), la convivencia de pícaros y santos, avaros y pordioseros, místicos y aventureros o porquerizos tornados en señores (Hernán Cortés, Pizarro), en las colonias de ultramar, la convivencia y la mezcla de españoles peninsulares y criollos con indios y negros generando la nóminas de mestizos, cuarterones, quinterones, mulatos, moriscos, albinos, zambaigo, cambujo, albarazado, barcino, coyote, lunarejo, etc, intentaban la conformación de las nacionalidades.
León fue primero capital provincial durante la Colonia, después fue, entre 1821 y 1852 capital republicana y a lo largo de este siglo ha sido capital ocasional o temporal, pero siempre irremediablemente condenada a dejar de ser capital; la fatalidad de su primacía sólo es comparable a la de su fundador, el capitán Francisco Hernández de Córdoba, cuya cabeza fue cortada en la plaza apenas la había fundado por órdenes del capitán y gobernador de Castilla del Oro, Pedro Arias de Ávila, Furor dómini, el primero de los sucesivos crueles y dinástico dictadores que hemos padecido y quien, año con año se hacía cantar sus exequias metido en su ataúd. De ahí que al contemplarla como escenario de pompas fúnebres, luchas y masacres, magnicidios y tiranicidios el doctor Nicolás Buitrago Matus reconozca sobre León la sombra de Pedrarias.
La Muy Noble y Leal Ciudad de León, la nombra el investigador Luis Cuadra Cea, y hasta diseña y otorga un escudo de armas, pero en los documentos del siglo XVIII se le llama sólo “Muy Noble”. Otros, invocando al patrón de la conquista, la llaman “León Santiago de los Caballeros de Nicaragua”; a la manera de cierta ciudades de América. Privilegio de armas, dictados y cognomentos todos que para el historiador Carlos Molina Argüello, no proceden de las gracias regias, sino de la imaginación de sus moradores o de la ambición de algún señorío. Su auténtico Escudo de Armas, según la equivalencia del jesuita Pietra Santa, es un sencillo león con la garra posada en una esfera, que puede encontrarse en el sello de la ciudad y en el reverso de una moneda acuñada en 1808.
Por sus calles empedradas deambulaban poetas versificadores, memorialistas, enanos y orates geniales, enlunados, León es una ciudad que ama a sus locos, ha escrito uno de sus poetas, Salomón de la Selva. Ciudad cuya fisionomía colonial fue arrasada por el auge del algodón, acabada, valga la contradicción por la riqueza en las décadas del sesenta del siglo XX. Ya en 1685 los piratas habían entrado a saco por León, dejándola incendiada y semidestruida. En las guerras de 1824, 1826 y 1845 fue destruida, sitiada y tomada sucesivamente. Y entre 1978 y 1979 fue bombardeada e incendiada también. En estos dos últimos siglos se ha debatido en la contradicción de ser realista e independentista, conservadora y liberal a un tiempo.
Pero estas desgarraduras o contradicciones, que evidencian su identidad o espíritu barroco, se remontan al siglo XVI, en tanto que su traslado de lugar y su nueva erección son vivos reflejos de la crisis colonial generada por la despoblación y resistencia indígena, por la inclemencia de una naturaleza que avasallaba a los conquistadores -sismicidad del territorio, altas temperaturas, aguas malsanas- y por la maldición divina o complejo de culpa originado en el asesinato del obispo Antonio Valdivieso, cometido por Hernando de Contreras, hijo del Gobernador Rodrigo de Contreras y nieto de Pedrarias Dávila, hecho ocurrido en la Revuelta de los Encomenderos en 1550, en contra de las nuevas leyes. Contaban que la mano, que el obispo había impreso con su sangre en aquel instante, no se borraba nunca de la pared, más bien se reavivaba como clamando alguna expiación.
La provincia no era minera, poco y bajo era su oro, su riqueza únicamente se cifraba en la fuerza de trabajo o mano de obra de los indios. En 1523 habitaban la zona del primer León, unos quince mil naturales; seis años más tarde en 1529, no quedaba ni siquiera la mitad. La población había sido diezmada por nuevas enfermedades o rudos trabajos; y aún faltaban los embarques hacia los puertos y mares del sur. Durante su permanencia, precisamente en este año, el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo llegó a contabilizar más de sesenta temblores en un solo día. Fue hasta enero de 1610 que un nuevo terremoto (11 de enero) obligó a la población y autoridades empobrecidas y desesperadas a evacuar la ciudad y fincarse en otras tierras previamente escogidas. En verdad, el nuevo León surgió de la crisis general, de la crisis económica y espiritual, que causó el fracaso de la ciudad que encabezaba y aseguraba la colonización en la provincia. Nació del terror y del desencanto de un paisaje bello, pero infernal e inhabitable. Se refundó huyendo de su complejo de culpa -una procesión con pendones y estandartes, cruzalta, un Cristo de tamaño natural-. Por lo tanto, León nació barroco y creció hacia el barroquismo.
Fatalidad, fantasmagoría y fasto, tres vocablos que dicen su barroco. Y en lo que a estilo arquitectónico se refiere, barrocas eran sus casas, cuyos portales y zaguanes de líneas mixtas se coronaban de hornacinas con imágenes de santos, emblemas e inscripciones. Aún hoy barroco son los aleros y las ventanas con bolillos torneados o de hierro forjado y la mayorías de sus templos: la catedral, la fachada de piedra labrada de La Recolección, que constituye quizás el mayor monumento pasionario de la región; los retablos dorados de San Francisco que integran pintura e imaginería; el sol popular y rococó bajo el techo de barro de San Juan Bautista de Sutiaba, y sus pináculos indígenas; y la Merced con sus símbolos mercedarios, el arco conopial de su puerta lateral y su imagen conquistadora.
La misma traza de la ciudad es barroca en tanto que tiene de la cuadrícula romana y de la irregular mora, los dos sistemas empleados en Andalucía una, de las causas de que sus calles sean curvas. El centro de León -Catedral, plaza, palacio episcopal, ayuntamiento- está sobre un terreno plano o una planicie algo elevada, pero inmediatamente la cuadrícula se torna irregular al descender hacia el sur y al este. La disposición de sus edificios, de sus solares y sus barrios documenta la estratificación de aquella sociedad que respondía a la jerarquización religiosa, militar y civil y a su heterogeneidad racial al mestizaje. Además de la vecindad de los sutiaba, León contaba con los barrios de San Nicolás de naboríos o laboríos y San Juan de los laboríos, o sea, de indios de trabajo y otros como San Felipe de Asturias, que para 1653, contaba entre mulatos, negros y mestizos varones un número total de 98, y para entonces se obraba activamente en la fábrica de la Iglesia, cabildo y casas de vivienda para los dichos.
En 1637, Tomás Gage, un ex fraile inglés medio hereje y por ende, perseguido y prófugo escribía “esta ciudad de León está construida con esmero, pues la mayor delicia de sus habitantes consiste en sus casas y en el placer que hallan en los campos aledaños y en la abundancia de todas las cosas para la vida del hombre, más que en extraordinaria riqueza a la que no son tan aficionados como en el resto de América. Se contentan con jardines hermosos, con variedad de pájaros canoros y de loros, con abundancia de carne y de pescado, todo barato, y con casas alegres, y así viven una vida deliciosa en ocio e indolencia, sin preocuparse mucho por la industria y el comercio, a pesar de que tienen cerca el mar y el lago. Los caballeros de León son casi tan charros y presuntuosos como los de Chiapas, y especialmente por lo ameno de esta ciudad llaman los españoles a toda la Provincia de Nicaragua, el Paraíso de Mahoma”.
Comenzada el año de 1747 y concluída después de 1860, la catedral cabalga sobre los siglos XVIII y XIX, por lo tanto, cronológicamente es la última de las catedrales coloniales de América, y una de las primeras de la época independiente. Su planta es rectangular de un tipo generalizado en aquellos siglos y semejante a las de las catedrales de Lima y el Cuzco. Tiene cinco naves, diez tramos abovedados, dos torres en su fachada y una parroquia, El Sagrario, ubicada casi paralela al altar mayor, cuyo saliente rompe la simetría rectangular. Su interior es espacioso y sus columnas son cruciformes. Su nave central se destaca por sobre las naves laterales y está rematada en el crucero por una gran cúpula. Surge de un amplio atrio y se accede a él por medio de tres escalinatas que marcan sus entradas principales: la puerta del perdón y las dos laterales. Estos accesos están flanqueados por modernos leones que descansan sobre bases sólidas. En su costado oeste se localiza la plaza peatonal cerrada al tráfico de vehículos con el monumento al general Máximo Jerez, erigido en 1894, bancas de madera y hierro forjado y el kiosco en su esquina suroeste. A su costado este, siempre se han extendido áreas comerciales y el mercado. Al Norte hoy cuenta con un predio o parque de recreo delimitado por un muro.
Aunque concebida y diseñada como catedral barroca, posee una mezcla o convivencia de elementos decorativos y ornamentales neoclásicos y art nouvean, porque en 1904 el obispo Simeón Pereira y Castellón inició su modernización adosándole una serie de esculturas y motivos en sus columnas, fachada y capillas, que resultan ajenos y hasta desnaturalizadores. Arquetípica de la arquitectura antigüeña, o sea, la que procede de la Antigua Guatemala, asiento de la Capitanía General, se dice que esta catedral es la más grande de Centroamérica. Con sus dos siglos y medio a cuestas (1747 – 1998), podemos asegurar que es la más antigua en edad de cuantas catedrales se han erigido en Nicaragua. Y desde el punto de vista histórico, social, eclesiástico y artístico es la más representativa de nuestras catedrales, puesto que las otras catedrales carecen de tales significaciones y a penas datan de este siglo XX que concluye.
Desde antes de su Bula papal Equun Reputamos (noviembre de 1534) y desde su primer lugar, esta catedral ha estado consagrada a la Virgen María, Madre de Dios. En León Viejo tuvo los nombres de Nuestra Señora de la Piedad y Nuestra Señora de la Gracia. Cuatro de sus actuales cinco naves, entre ellas la central, se destinan al culto mariano: Virgen del Carmen, Guadalupe, Inmaculada Concepción y el Misterio de la Muerte y Asunción de María; pero hasta el momento no se ha podido tener a la vista documento alguno que sustente el altisonante nombre de Insigne y Real Basílica Catedral de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María. En todo caso, no es más que una indebida aplicación al decir que la Iglesia, por su Bula de erección, se dedicó a la Santísima Virgen bajo el título e invocación de su Asunción gloriosa, según aclara Molina Argüello, error de Francisco Vega Lacayo, que se ha venido reiterando de historiadores a repetidores ociosos. Cabe afirmar que esta catedral de León es la catedral de la Iglesia de Nicaragua, o sea, sede de la Diócesis y cátedra de sus obispos, de lo que constituyó la primigenia Diócesis de Nicaragua y de Costa Rica desde el Siglo XVI, hasta 1850 en que se separaron, quedando únicamente como de las Diócesis de Nicaragua y hasta 1913, en que se limitó a Diócesis de León para crearse la Arquidiócesis de Managua y la Diócesis de Granada y el Vicariato de Bluefields.
Durante trescientos ochenta años casi todos los Obispos de Nicaragua lucieron e hicieron de ella sus techos y trono. De aquí que se le considere como el monumento por excelencia de la institución eclesial de la sociedad nicaragüense, y por tanto, el monumento de la fe, de la religión católica, apostólica y romana impuesta por los conquistadores y frailes españoles a la población indígena a partir de 1523, y que, profesada por la gran mayoría de habitantes a lo largo de estos cuatro siglos y medio, ha devenido en uno de los componentes de la nacionalidad. Mestiza por la composición de la sociedad que la quiso e hizo tal cual es, la catedral se vuelve símbolo de nuestra nacionalidad, edificio doblemente sagrado, por la religión y la nación. Ha sido escenario de innumerables sucesos sobrenaturales y actos oficiales y memorables de la historia patria. Casi todos los gobernadores, directores supremos, jefes de Estado y presidentes de la República han concurrido a su recinto para presidir y honrar algunos de sus eventos. Las Asambleas Nacionales han sesionado en más de una ocasión y, en ella se han celebrado solemnes exequias, además que hoy se celebran regulares oficios litúrgicos. Fue el primer templo que visitó el papa Juan Pablo II, en su viaje inicial a nuestro país, el 4 de marzo de 1983. Los reyes de España, Don Juan Carlos Primero y Doña Sofía, en abril de 1991 también visitaron la catedral.
A pesar de no ser una catedral almenada, fortaleza, las guerras civiles en su momento la han convertido en cuartel y también en víctima. George Efraín Squier, evoca sus paredes impactadas por las balas y apunta que en 1823 sus terrazas soportaron buena parte de la artillería de aquella contienda. Y durante la guerra de liberación de 1979, El Sagrario y el bautisterio ardieron en los combates. Una de sus campanas, la San Antonio, llamada hoy de La Libertad, convocó en diciembre de 1811 a la Independencia de Centroamérica y la anunció en la semanas inmediatas aquel 15 de septiembre de 1821. Y el Obispo Pereira y Castellón escuchó sobrecogido e indignado resonar en sus naves las botas de los marines norteamericanos durante la primera intervención como una verdadera profanación a la ara sacra, que tenía por ara patria.
Pila Bautismal, púlpito de oradores sagrados, como el célebre sacerdote y poeta Azarías H. Pallais y tumba de próceres héroes, obispos y glorias de Nicaragua, es también y por milagro de la poesía, “el campanario de Rubén Darío”, -según frase feliz del doctor Mariano Fiallos Gil- y el pecho de Salomón de la Selva, en cuyos poemas jamás dejaron de repicar alegres y doblar quejumbrosas también sus campanas; su campana mayor la tañía un ciego, según el poeta. Alfonso Cortés en sus delirios la vio arder como un enorme diamante. Sergio Ramírez en dos de sus novelas, Castigo divino (1988) y Margarita está linda la mar (1998) centra episodios y escenas entre sus naves.
Viajeros de los siglos XVIII y XIX historiadores y críticos de arte, especialmente de arte colonial en este siglo XX, han atestiguado y documentado desde el inicio de su construcción hasta la “vasta fábrica” de catedral y la han exaltado y valorado. Por todos estos textos, catedral se ha convertido asimismo en un lugar referencial de las letras y de las artes plásticas nicaragüenses. Algunos ilustradores del siglo XIX como el norteamericano James McDonaugh, acompañante de Squier, y artistas jóvenes del XX, como el nicaragüense Salvador Castillo, han dejado grabados plumillas y óleos de su fachada, detalles y panorámicas de León, tanto desde sus terrazas como de la ciudad donde sobresale catedral. En 1991 nuestro máximo pintor, Armando Morales, la plasmó al óleo sobre tela (38 x 61 cm), ubicándola en un espacio imprecisable de su infancia, con un ford y unas figuras fantasmales, envueltas en un sol memorioso, más allá o más acá del realismo.
El 7 de julio de 1983, el Ministro de Cultura de la República de Nicaragua, Ernesto Cardenal, en uso de las facultades que le confería el Decreto No. 1142, acordó declarar Patrimonio Histórico y Artístico Nacional “el casco urbano de la ciudad de León”, del que forman parte distintos templos y sitios y, en primer lugar, la catedral. Siete días después, el 14 de julio del mismo año, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de la República de Nicaragua, decretó la ratificación del acuerdo ministerial. Ojalá, en un futuro próximo podamos contemplar a catedral declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad como muchas otras ciudades y monumentos de la América continental e insular. Por ahora entremos a ella a través de estas páginas, de estos textos y de estas fotografías.
Managua 26 de febrero de 1998.
Señoras y señores a continuación tendremos las palabras del ingeniero René Núñez Téllez, Presidente de la Asamblea Nacional.
PRESIDENTE RENÉ NÚÑEZ TÉLLEZ:
Honorable Junta Directiva de la Asamblea Nacional de la República de Nicaragua. Estimados compañeros, diputadas y diputados de la Asamblea Nacional; su Excelencia monseñor Bosco Vivas Róbelo, Obispo de la Diócesis de León y Chinandega; compañero Manuel Calderón Chévez, Alcalde Municipal de León. Estimados compañeros diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular de la Hermana República de Cuba y su distinguido Embajador, Rector Magnífico de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua León, doctor Róger Gurdián Vigil. Honorable Vicerrector de la Universidad, Miembros del Consejo de Universitarios, Miembros del Clero diocesano de León, invitados especiales, señoras y señores periodistas.
Los que me precedieron dieron abundante información y suficiente motivación para celebrar este acontecimiento de esta catedral de León, que fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, por lo que yo me voy a limitar a puntualizar algunos aspectos, a mi juicio, de interés.
El año pasado, aquí mismo, hablamos de los cuatrocientos años de León, del traslado de León Viejo a este León actual y concluimos la locución señalando que el Alcalde de Vara de Subtiava, recibió al Alcalde de León Viejo, al señor Alférez Mayor, Pedro de Munguía y Mendiola, que al día siguiente por instrucciones reales, empezó a trazar la nueva ciudad, empezando por la plaza mayor, por esta plaza que está aquí; indicando el sitio donde debía ser construida la catedral en 1610; en ese mismo sitio está construida esta catedral; es decir, desde 1610 que se trazó esta plaza mayor hasta el día de hoy, la Catedral ha ocupado el mismo sitio. Esta es la cuarta catedral que se construye en este sitio de León.
Para ese entonces toda la ciudad de León estaba reducida a la Parroquia Eclesiástica de El Sagrario, que más tarde se llamó el Barrio El Sagrario, luego surgieron los Barrios de la Recolección, el Barrio de Zaragoza, mi Barrio con sus respectiva iglesias. Se hizo costumbre en la época colonial, que una vez que una Parroquia se desarrollaba, se convertía en Barrio y así fueron naciendo todos los Barrios de León con sus respectivas Iglesias cada una. Y por eso es la característica de León de estar lleno de Iglesias Coloniales, como decía el Alcalde Calderón.
Hay que indicar que los planos de esta catedral fueron dados a construir por la población de León, que quería una catedral nueva. Los planos no llegaron de España como se ha dicho, no se confundieron con los de Lima, como se ha dicho, sino que fueron mandados a hacer por la población de León, en este caso sus autoridades, a un arquitecto guatemalteco -mulato por cierto- llamado Diego José de Porres, hijo de antiguos esclavos.
También esta catedral no fue hecha como las otras, con dinero enviado por la Corona Española, fue hecha con dinero de la población de León, fue hecha con esfuerzo de la población de León y con una pequeña contribución de la Corona Española. Fue construida por aborígenes del corregimiento de Subtiava, compuesto en ese entonces por los pueblos de Posoltega, Posolteguilla, Quezalguaque, Telica y el mismo Subtiava; y fue como les decía, los planos hechos y la construcción dirigida por un mulato; es decir, construida por aborígenes y dirigida por un mulato. Tomando en consideración que quien financiaba la catedral -su construcción- era la población de León, así se explica que haya durado tanto su construcción más de un siglo; pero con la ventaja que cada obispo que asumía la Diócesis, asumía la continuación de la construcción de la catedral.
Como dice Julio Valle, en el escrito que leyó Eduardo López Meza, esta catedral es la última catedral de la América Colonial y la primera catedral o una de las primeras de la América Independiente, lo cual también nos indica un gran mérito. Fue construida cuando León era sede de la Diócesis de Nicaragua y de Costa Rica y terminada de construir cuando en León ya era solamente sede de la Diócesis de Nicaragua. Y también, dice Julio Valle que de esta catedral todos los obispos hicieron su “Techo y su Trono”, todos la asumieron como propia y todos impulsaron su construcción.
Fueron diez los obispos que llevaron adelante la Construcción de la Catedral. Voy a citarlos brevemente:
Don Isidro Marín Bullón y Figueroa, originario de Madrid fue el que construyó los cimientos de la catedral.
Don Pedro Agustín Morel de Santa Cruz, también impulsó la catedral y realizó una visita por todas su Diócesis, dejando el principal escrito histórico de esta Diócesis.
Don José Antonio Flores, y su gestor Francisco de la Vega ambos de Madrid, también impulsaron la construcción y recolectaron dinero para construirla.
Don Mateo de Navía y Bolaños, originario del Perú, el delegó el trabajo de construcción y de recolección de recursos en un deán nicaragüense, el deán Carlos Vílchez Cabrera que ha sido el personaje más importante en la construcción de la catedral; porque asumió como deán la construcción después fue hecho obispo y como obispo impulsó grandemente la construcción de la catedral; es significativo para nosotros que haya sido un nicaragüense el que haya impulsado más esta construcción. El era originario de Pueblo Nuevo, Estelí.
Don Esteban Lorenzo de Tristán de Jaén España, techó la nave norte y central, la estrenó y además la bendijo.
Juan Félix de Villegas de Cobreces, España, construyó dos naves, inauguró la sala capitular y la sala de la “armoneda”.
Don José Antonio de la Huerta y Caso, leonés del Barrio de Zaragoza, construyó El Sagrario y la pila bautismal, fue poeta, orador sagrado y ensayista, aparece frecuentemente en las pinturas acariciando un gato y se dice que ese gato lo mató de un zarpazo en la yugular.
Don Nicolás García y Jerez, el único obispo de la Diócesis que reunió la máxima autoridad eclesiástica y la máxima autoridad civil, fue Obispo y Gobernador de Nicaragua, en el período pre independencia; construyó la fachada y las dos torres.
José Bernardo Piñol y Aycinena, guatemalteco, restauró una de las torres, enladrilló el templo y lo consagró de nuevo.
Para 1904, el obispo Simeón Pereira y Castellón le hizo remodelaciones a la catedral, cuestionada por algunos alabada por otros, algunos entre ellos dicen que rompió la estructura inicial de la catedral, al agregar los apóstoles, al quitar las graderías del centro, etc. Otros dicen lo contrario; lo cierto es que él también participó en la construcción final de la catedral.
Las gestiones para que la catedral fuera declarada por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad se iniciaron en 1995, desafortunadamente en ese entonces no se manejaba completamente los requerimientos que demandaba la UNESCO para esto y luego de dos años de gestiones, la catedral fue pasada a lista de espera. En el año 2003, en León se reunieron varias autoridades, el Obispo, el Alcalde, Rectores de las universidades, diputadas y diputados, personalidades, etc., y se constituyó la Comisión para nuevamente trabajar la propuesta ante la UNESCO, papel destacado en esta acción del 2003 al 2011, le corresponde a nuestro Obispo de León, monseñor Bosco Vivas, a los Rectores de la universidades de ese entonces, a los alcaldes de ese entonces y a un conjunto de compañeras y compañeros que hicieron posible que se lograse este reconocimiento particular para nuestro país.
Nosotros con esta pequeña intervención queremos reafirmarle al pueblo de León, a las autoridades Eclesiásticas, a las autoridades Municipales y a toda la población, que el día 5 de septiembre “Día Nacional de la Policía” el Señor Obispo asistió a esa actividad, se encontró con el Presidente de la República, el Compañero Daniel y éste le aseguró directamente que el gobierno central iba a aumentar la partida otorgada a la Catedral de León, para su mantenimiento y reestructuración, se habló de cuatro millones de córdobas que aportaría el gobierno central en el Presupuesto 2012.
En la Asamblea Nacional, también está un Proyecto de Ley que ya pasó a Dictamen en la Comisión Económica, que pretende lo mismo, de modo de que nosotros aquí nos comprometemos ante todos los leoneses y también ante los nicaragüenses que este Patrimonio Cultural de la Humanidad, catedral de León, va a ser apoyado y financiado, tanto por el gobierno central, como por la Asamblea Nacional en una sola unidad para que mantengamos esta nominación.
Muchas gracias.
LICENCIADO EDUARDO LÓPEZ MEZA, MAESTRO DE CEREMONIA:
Fueron las palabras del ingeniero René Núñez Téllez, Presidente de la Asamblea Nacional.
Se cierra la esta Sesión Solemne.
A continuación escucharemos las notas de nuestro Sagrado Himno Nacional, ejecutado por el cuerpo de música del Ejército de Nicaragua.
En estos momentos se va a realizar la salida de los Símbolos Patrios y la Constitución Política de la República, por Miembros de la Compañía de Ceremonia del Ejército de Nicaragua.
La Junta Directiva de la Asamblea Nacional, extiende una cordial invitación a los presentes e invitados especiales, para un brindis en el patio de El Príncipe, de esta catedral de León.
Muchas gracias, y buenas tardes.
Buenos días para todos y todas, diputados y diputadas.
Le damos la bienvenida a la querida Embajadora de China Ingrid Hsing; a María Luisa Lau, Presidenta de la Asociación; a James Lee de la Embajada de China y a los otros miembros de la Asociación China-Nicaragua aquí presentes en esta Sesión dedicada al Centenario de la Fundación de la República de China.
Vamos a pedirle a nuestro Primer Secretario que nos verifique el quórum.
SECRETARIO WILFREDO NAVARRO MOREIRA:
Muy buenos días, honorables diputados y diputadas, así como nuestros invitados a esta Sesión Especial de la Asamblea Nacional.
Presidente, estamos constatando el quórum. Hay quórum de ley para iniciar esta Sesión Especial.
Se abre esta Sesión Especial, dedicada al Centenario de la Fundación de la República de China.
A continuación vamos a escuchar las notas de nuestro Sagrado Himno Nacional.
Muy buenos días a todos, en esta Sesión Especial en conmemoración del Centenario de la República de China.
Tendremos, en primer lugar, las palabras del diputado Francisco Aguirre Sacasa, Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores.
DIPUTADO FRANCISCO AGUIRRE SACASA:
Muy buenos días, señor Presidente y miembros de la Directiva de la Asamblea Nacional; excelentísima señora Ingrid Hsing, Embajadora de la República de China aquí en Nicaragua; honorables miembros del Cuerpo Diplomático que nos acompañan ahora; Consejero de la Embajada de China, y en particular el honorable señor James Lee; diputados y diputadas.
No es todos los días Presidente, que durante una época de elecciones se ve repleto el hemiciclo como está ahora; creo que ése es un tributo a la amistad que sentimos todos nosotros como representantes del pueblo de Nicaragua para el pueblo y el Gobierno de la República de China-Taiwán.
Licenciada María Luisa Lau, Presidenta de la Asociación China-Nicaragüense y demás miembros de la Directiva; y un saludo especial para mi hermano, mi buen amigo Gilberto Wong, que fue durante mucho tiempo Presidente de esa Asociación y cuyo padre don Juan Wong, la fundó hace más de treinta y cinco años.
Qué podemos decir en este día, de uno de los países que está entre los más antiguos del mundo, y de una de las Repúblicas relativamente hablando más joven incluso que la nuestra. Hace unos días, Presidente, a mí me tocó comentar los enormes logros del pueblo chino, su capacidad para trabajar y su creatividad, y saqué, Embajadora, un billete de papel moneda de Nicaragua y les informé a nuestros hermanos y hermanas de la Asamblea Nacional, que uno de los muchos inventos del pueblo chino era la moneda de papel, que ahora es aceptado prácticamente en todo el mundo; también la pólvora es invento de la China. Además de eso, para aquellos que nos gusta la comida italiana, el espagueti es invento de la China; y podría continuar enumerando las muchas contribuciones de ese gran pueblo chino, pero la verdad es que no hay tiempo para tanto.
China como República se funda hace cien años, y el padre de la patria, el doctor Sun Yat-Sen, que nació el doce de noviembre del año 1866 y muere el doce de marzo del año 1925, fue además de un gran político y un gran revolucionario, un médico, es prácticamente, sinónimo con la República de China, interesante; sin embargo, es venerado por los chinos en todo el mundo, ya sea en la República de China-Taiwán, como en la República Popular China y en todas las comunidades chinas alrededor del mundo.
A propósito de esas comunidades de alrededor del mundo, Presidente, quiero saludar especialmente a los miembros de la comunidad china que nos acompañan ahora y, a como dije el otro día que estábamos todos aprobando universalmente un reconocimiento a esa comunidad, lo único lamentable que tiene Nicaragua es que no hay más chinos acá, porque donde ellos van han llevado el progreso, han creado empleos. Muchas veces llegaron incluso a ocupar posiciones menores en Panamá, en Nicaragua, en los Estados Unidos, pero surgieron por esa capacidad empresarial, por esa creatividad y sobre todo por la importancia que le dan a la educación y al trabajo.
El doctor Sun Yat Sen, fundó el partido Kuomintang; pero además de eso estableció tres principios importantísimos para la República de China, que siguen vigentes ahora por lo menos en la República de China-Taiwán; esos tres principios son: el nacionalismo, la democracia y el bienestar del pueblo. Son tres principios que nosotros en Nicaragua deberíamos de emular también, que deberían de ser como el norte en nuestra lucha por mejorar como país.
Presidente, quisiera concluir con unas reflexiones personales. Primero, no recuerdo un día en que hayamos sesionado como Asamblea Nacional para reconocer un acontecimiento como el de ahora, por lo menos durante los casi cinco años que tengo de estar en este Parlamento no recuerdo un día como el de ahora, y de nuevo, creo que esto lo que hace es enfatizar esa amistad, esa admiración que existe en Nicaragua y en el corazón de todos los nicaragüenses por la República de China-Taiwán por su representante y su pueblo.
La segunda reflexión es que desde que yo era chavalo, viviendo en Washington, en varias ocasiones tuve la oportunidad de visitar la Embajada que en ese entonces tenía la República de China en esa ciudad, una gran mansión, una Embajada emblemática, y ahí conocí yo a Madan Chan Cheh, y me acuerdo todavía de eso.
Lo tercero que quisiera remarcar es que la República de China-Taiwán, conocida como “el milagro de Taiwán” por el crecimiento económico extraordinario en el período Post Segunda Guerra Mundial, por el increíble bienestar económico de su pueblo, por la vitalidad que tiene, por las enormes reservas financieras que tiene, creo que es número tres o cuatro en reserva en todo el mundo, Presidente. Ahora más recientemente por su democracia, es muy correctamente llamado “el milagro de Taiwán”. Pero está ocurriendo otro milagro importantísimo en el mundo que no podemos dejar pasar desapercibido, y es la manera en que la economía de la República Popular China está creciendo más rápidamente que cualquier otra en la historia de la humanidad. Antes se hablaba del milagro del crecimiento del Japón desde 1858, más o menos cuando se abre al comercio internacional hasta la Segunda Guerra Mundial; pero lo que ha logrado en pocos años la China comunista, como la llamábamos antes y con la ayuda de empresarios de la República de China-Taiwán, que finalmente terminaron arando la guerra, por lo menos económicamente, ha pasado a ser la segunda economía del mundo.
Y la última reflexión es que me siento muy complacido porque en este momento hay un gobierno Kuomintang en la República de China-Taiwán, y lo digo, no porque tenga un aprecio especial para Kuomintang, aunque sí lo tengo, sino porque con el gobierno anterior en la República de China-Taiwán, se estaba germinando una teoría, una tesis que creo que es muy negativa para el pueblo chino, y es que existían y existen dos Chinas. Para mí, para el Kuomintang y para el Partido Comunista de la República Popular China sólo hay una China. Desgraciadamente están desunidos por ahora políticamente, pero ya la unidad económica entre esas dos grandes potencias es una realidad, y tengo la plena confianza que con ese crecimiento económico que está teniendo la China Popular, -no sé si será dentro de uno o diez años, o dentro de un cuarto de siglo-, se dará la unidad de las dos Chinas más un régimen democrático que es el anhelo de todos los pueblos del mundo.
Muchísimas gracias, y felicidades a la comunidad china en Nicaragua, sobre todo a la Embajadora y al gobierno que ella representa.
Hemos escuchado las palabras del diputado Francisco Aguirre Sacasa, Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores en esta Sesión Especial, en Conmemoración del Centenario de la República de China.
A continuación escucharemos las palabras de la Excelentísima señora Ingrid Hsing, Embajadora de la República de China.
SEÑORA INGRID HSING, EMBAJADORA DE LA REPÚBLICA DE CHINA:
Excelentísimo ingeniero René Núñez, Presidente de la honorable Asamblea Nacional; honorable doctor Francisco Aguirre Sacasa, Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores; honorables miembros de la Junta Directiva; honorables diputados y diputadas; honorables miembros del Cuerpo Diplomático; compatriotas de la Comunidad China-Taiwán, Taiwanesa; invitados especiales; colegas de la Embajada; estimados periodistas; amigos y amigas, muy buenos días.
Es un gran honor y satisfacción para mí, acudir el día de hoy a la Asamblea Nacional de Nicaragua, reuniéndome con todos ustedes, amigos y amigas de la República de China-Taiwán. Realmente me llena de emoción el poder estar al frente del pódium de este solemne hemiciclo que representa la voz del pueblo.
Les agradezco sinceramente tan gentil gesto que han tenido al brindar a mi pueblo una Sesión Solemne en conmemoración del Centenario de la República de China. Así mismo, quiero aprovechar este fórum para agradecer formalmente a los compañeros de la Asamblea Nacional, el apoyo para la aprobación de una ley declarando el natalicio de nuestro fundador doctor Sun Yat-Sen el 12 de noviembre Día de Etnia China en Nicaragua.
Este singular acto representa una muestra de los fuertes lazos de amistad de cooperación que felizmente existen entre nuestros países y entre las instituciones. A cien años de esta fecha conmemorable, el doctor Sun Yat-Sen junto con sus seguidores revolucionarios, derrotaron la última dinastía Manchuria Tsing del imperio chino, después de múltiples lanzamientos armados y establecieron la primera República Democrática en toda Asia.
Este año conmemoramos con entusiasmo y fervor el Centenario de la República de China, nos identificamos con la fuerza y coraje con las cuales nuestro pueblo ha enfrentado numerosos contratiempos y retos, especialmente cuando el gobierno tuvo que trasladarse a la Isla Taiwán ante la insurrección comunista en China Continental. Hoy en día, la República de China-Taiwán se ha enriquecido en el ámbito económico, político, cultural y científico, lo que nos complace en brindar nuestra experiencia y colaboración a todos nuestros amigos.
Quiero también aprovechar esta ocasión para compartir con todos ustedes la apreciable hermandad entre nuestros dos países; desde hace más de un siglo los primeros emigrantes chinos llegaron al litoral Atlántico y Pacífico, en 1884 y 1894 respectivamente, y en 1899 los compatriotas comenzaron a venir a Managua. El Gobierno nicaragüense nombró el primer Cónsul General acreditado en Hong Kong, en el año de 1906, abriendo una nueva página en las relaciones firmáticas entre China y Nicaragua.
Los chinos de ultramar son como la madre de la Revolución de China; los compatriotas en Nicaragua brindaron el apoyo de una o de otra forma al movimiento revolucionario dirigido por nuestro fundador doctor Sun Yat Sen, es decir, los chinos de ultramar, nunca se han ausentado en los capítulos históricos de la fundación y de la democratización de China y siempre han desempeñado un rol promovedor del desarrollo de mi país; tampoco faltó la participación de los descendientes chinos en la Revolución contra la dictadura de los Somoza en los años 70.
Es digno de mencionar a Arlen Siu, la hija de un paisano que se convirtió en una mártir de la Revolución Sandinista a la edad de 20 años; más tarde, durante los años 90, los inversionistas taiwaneses vinieron a este país para iniciar negocios en la producción de maquila, en la industria pesquera y agropecuaria; desde ese entonces, las inversiones taiwaneses han participado en el desarrollo económico de este hermano país.
Es nuestra aspiración y esperanza que a lo largo de estos años nuestra presencia en Nicaragua se haya hecho sentir en diversos campos, no sólo en lo económico, sino también en lo educacional, tecnológico y cultural; deseamos seguir colaborando y aportando nuestro grano de arena para el crecimiento de este maravilloso pueblo y país.
Antes de finalizar, quisiera extender cordialmente la invitación a los amigos y amigas diputados para que nos acompañen en la recepción con motivo de nuestra fiesta patria el día diez de octubre del presente año a las diecinueve y media en el Salón Rubén Darío del Centro de Convenciones de Hotel Crowne Plaza.
Esperamos contar con su presencia.
Hago votos por la celebración del centenario de la República de China y que la fructífera relación forjada entre nuestros países prospere cada día más.
Muchísimas gracias.
Acabamos de escuchar las palabras de la Excelentísima señora Ingrid Hsing, Embajadora de la República de China.
Ahora tendremos las palabras del ingeniero René Núñez Téllez, Presidente de la Asamblea Nacional, en esta Sesión Especial en Conmemoración del Centenario de la República de China.
Excelentísima Embajadora Ingrid Hsing, honorables miembros del Cuerpo Diplomático; señor James Lee, Consejero de la Embajada de China; miembros de la Embajada aquí presentes; compañeros y compañeras de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional; compañeros diputados y diputadas; licenciada María Luisa Lau de González, Presidenta de la Asociación China Nicaragüense; miembros de esa Asociación presentes aquí; compañeros invitados, Prensa Parlamentaria.
Efectivamente, como decía Francisco, China es un pueblo milenario, una cultura milenaria como la de Mesopotamia, como la de India, o como la de Egipto, con una riqueza y acervo cultural inmenso. Además, con una gigantesca creatividad: inventaron la pólvora, los espaguetis y un montón de cosas más, incluso actualmente China-Taiwán está en el noveno lugar a nivel mundial de los innovadores, o sea de los inventores; de modo que sigue siendo, después de siglos, un pueblo eminentemente creativo.
Estamos celebrando cien años de la Fundación de la República de China, a pesar de que ha vivido más de mil años, porque su fundador el maestro, el médico, el conspirador, el revolucionario Sun Yat-Sen, señaló la importancia de que China fuese gobernada por los chinos y que entrara a un proceso democrático, de modo que él decidió acabar con la dinastía Yoan, de modo que siendo todavía muy joven se trasladó a Hawái a ver a los emigrantes chinos de ahí. Esa es otra característica del pueblo chino, son un pueblo de emigrantes con una cosa muy especial, emigran de su territorio pero nunca olvidan ni su cultura ni los lazos con su país, de modo que mantienen siempre una vinculación cultural, económica, política y sentimental con la China original.
Entonces, el maestro Sun emigró a Hawái a ver a uno de sus hermanos, ahí fue educado por misioneros ingleses, que eran positivistas, racionalistas, científicos, de modo que él volvió a su provincia con esos conocimientos y empezó, como joven que era, impetuoso a atacar la tradición y la superstición en una provincia campesina, por lo que recibió el rechazo de los campesinos, pues no supo aplicar en ese momento los conocimientos adquiridos a una situación concreta, de tal manera que tuvo que volver a emigrar a otro lado, fue a Hong Kong, donde se hizo médico y además se convirtió al cristianismo. Pero a partir de ahí inició sus actividades conspirativas, su actividad para derrocar a la dinastía y fue importante su contacto con los chinos de ultramar, que siempre apoyaron su actividad conspirativa para lograr una China independiente y democrática.
De manera que él hizo varios intentos, tanto en su provincia como en Cantón, intentos armados, intentos de insurrección, conspiraciones que siempre fueron reprimidas sangrientamente. Eso es lo que ha sucedido con todas las revoluciones, se plantean los objetivos, organizan las cosas y no siempre la primera vez se triunfa; por eso la importancia de insistir, de perseverar para poder lograr el triunfo.
Voy a recordar una lección que yo aprendí de joven cuando empezaba a conspirar. Carlos Fonseca decía: “Si te sentís cansado y si has sido derrotado, empecemos otra vez; y si nos golpean, empecemos otra vez, que va a llegar el día del triunfo”. Y él decía que el día más triste no era cuando habíamos sido derrotados en una batalla, sino cuando no había quien empuñara los fusiles para pelear. Entonces, es esa insistencia, esa perseverancia de Sun Yat-Sen, que realizó diez, veinte, treinta conspiraciones hasta conseguir el triunfo; incluso hubo una ocasión en que él tuvo que emigrar a los Estados Unidos y era considerado tan peligroso que la Policía Secreta china lo persiguió hasta allá y lo capturó para llevarlo a China, donde estaba condenado a muerte, pero logró escaparse y refugiarse en Londres y desde ahí siguió con su actividad conspirativa.
En 1905, es decir, seis años antes de fundar la República, fundó su partido revolucionario llamado Tung Meng Hui, que se convirtió en el mayor partido revolucionario de China y que promovió un periódico llamado Mimpao, que también tuvo una enorme influencia entre los jóvenes revolucionarios. Fue en ese entonces y a través de ese periódico que Sun Yat-Sen creó lo que llamó las tres líneas fundamentales del pueblo; nacionalismo, democracia e igualdad, o como dicen ustedes, bienestar del pueblo, porque partía de un principio, el pueblo tiene capacidad para votar, para elegir, para plebiscitar, para destituir, eso es la democracia del pueblo.
Pero además de eso, él también creó, digamos, un camino, él planteó que una vez derrotada la dinastía hay que seguir tres pasos básicos; primero, una dictadura militar para controlar todas las manifestaciones de rebeldía de los sectores dinásticos; segundo, un proceso de transición para educar a los militares y a todo el pueblo en lo que es la democracias; y tercero, una democracia plena, es decir, Sun estaba completamente claro y convencido de los objetivos que estaba persiguiendo.
Desafortunadamente, como todos los dirigentes revolucionarios, él, aunque llegó a ver el triunfo, me refiero al triunfo de sacar a la dinastía, no pudo concretar inmediatamente sus objetivos. Él muere doce años después del triunfo, con una China todavía no unificada, con una China aún con luchas internas, con una China sumida en el caos todavía; sin embargo, con una China para los chinos y para las chinas, que fue lo más importante.
De modo que fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial, después de que todos los chinos organizados, unos en el Kuomintang, otros en el Partido Comunista, otros en otros partidos, que logran hacer un frente común y derrotar la invasión japonesa y expulsarla de China. Después viene la Guerra Civil china, donde China se parte y el Kuomintang funda la República de Taiwán, que ya es la historia conocida.
Francisco Aguirre decía, no sabemos cuándo van a estar juntos; esa es una inquietud que yo tuve hace varios años, y le pregunté a unos amigos asiáticos qué piensan ustedes de Taiwán y la República Popular China. Con la sabiduría asiática me dicen, vea compañero, ese es un conflicto entre los chinos, no nos metemos ahí; ellos, en diez, veinte, cuarenta o cincuenta años se van a entender, déjenlos que ellos sigan su proceso, y efectivamente, el Presidente de Taiwán Ma, se reunió hace una semana más o menos, con todos los taiwaneses que poseen inversiones en la República Popular China, ¿con qué objeto? con el objeto de fortalecer su política, la política del consenso de 1992, que dice que ambos lados del estrecho, es decir, República Popular China y Taiwán, reconocen una sola China, y cada uno interpreta qué es éso.
Luego, la política que le llaman de los tres no: no unificación, no independencia, no uso de la fuerza; ¿para qué?, para dejar espacio a las posibilidades del acercamiento y la búsqueda de asuntos comunes, y por eso la Comisión que ve los asuntos de ambos lados del estrecho, que le llaman así, se ha planteado como objetivo, primero, consolidar las relaciones económicas, las relaciones culturales, y después discutir las cosas políticas, porque como todos sabemos, aquí y en cualquier lado la política es la que nos separa, la que nos diferencia, en cambio la economía, la cultura y la tradición nos unen.
De modo que estamos recordando y celebrando el Centenario de Fundación de la República de China, de ese pueblo inteligente, culto, milenario que le ha aportado mucho al mundo, no solamente con su apoyo a países determinados, sino también con la tradición cultural que ha llevado a muchos pueblos. Uno va a cualquier país y se encuentra la colonia china, los restaurantes chinos, los lugares chinos, de modo que la integración es una forma diferente de integración. También estamos celebrando el culto al maestro, revolucionario, conspirador y médico perseverante que hizo posible la fundación de esta República. También estamos celebrando los avances que la República de China-Taiwán y la República Popular China han conseguido en los últimos cinco años para avanzar en el proceso de reencuentro de esa cultura y ese pueblo noble y milenario.
Eran las palabras del ingeniero René Núñez Téllez, Presidente de la Asamblea Nacional, durante la Sesión Especial en Conmemoración del Centenario de la República de China.
Se cierra esta Sesión Especial.
A continuación oiremos las notas de nuestro Sagrado Himno Nacional.
Señoras y señores, estimable concurrencia, invitados especiales, en nombre de la Junta Directiva de la Asamblea Nacional les estamos invitando cordialmente a que nos acompañen a un acto cultural que se va a desarrollar en la Plaza de los No Alineados “Omar Torrijos”, siempre en Conmemoración del Centenario de la República de China.